28 septiembre 2009

Trajes

Los trajes antiguos ya no me sirven. Siempre le dije a mi madre que si los planchaba durarian más pero nunca me hizo caso.
A mi me gustaban esos que tenian volandas y encajes y ponerme delante del espejo y recojerme el pelo y pintarme los labios de rojo y sonreir, y hacer ver que no es hoy, que es ayer. Y ponerme a llorar con la cebolla y tirarle del pelo al perro y que se llevara mi diadema con relojes estampados que no hacian tic tac y siempre tenian las agujas sin prisas.
Y entonces correr y correr por los pasillos y pensar que no eran pasillos corrientes sino que se movian y se agrandaban y los cuadros de la pared me saludaban y yo aún reía más y mi madre me decia que que niña, que cuantos pájaros en la cabeza tenia, y yo le decia que los pájaros me gustaban y ahora los pájaros sin querer son verdes y solo me gustan a ratos.
Los trajes nuevos no son así. Cuando lloro suelo decir que me ha entrado algo en el ojo o que el la raya de ojos que me escuce con el aire y el aire se lleva los pájaros y luego me los devuelve, quita y pon quita y pon y yo al final no se que hacer porque los vestidos de encaje me siguen gustando pero estan llenos de polvo y yo ya no lavo como mi madre que sin plancharlos hacia que me quedaran bien y ahora en vez de los labios me pongo el pelo rojo y ya quiero cambiarmelo otra vez porque me agobia me agobia y siempre me pasa lo mismo.

1 comentario:

Deric dijo...

a vegades la roba nova no és la que ens escau millor i val més recuperar alguna peça vella